Por: Eleonora Alvarez S.Propósito es sinónimo de : INTENCION, DESEO, VOLUNTAD
El propósito de Dios es definitivamente la voluntad de Dios en nuestra vida, cumplida a través de JESUCRISTO y su santa palabra.
Debido a que Dios nos crea como individuos, El borda una trayectoria que se ajusta a nuestra condición personal, pero siempre fundamentada en una misma intención desde el momento en que somos llamados. Este llamamiento también está a su vez impregnado de circunstancias y situaciones trazadas por el Señor para cada uno de nosotros. RO. 8:28
PROMESA A TRAVES DEL PROPOSITO RO. 8:29-30
El propósito principal de Dios está centrado en que alcancemos la herencia de gloria en los cielos, a través de JESUCRISTO.
HAY QUE PAGAR UN PRECIO RO. 8:36
Este precio conlleva a negarnos a nosotros mismos y dejar a Dios obrar en nuestra vida. Dios va a moldearnos y a formar en nosotros un ente que tendrá la medida de su voluntad, siempre y cuando estemos dispuestos a pagar el precio. Ya El ha pagado el suyo; fue la sangre derramada en la cruz que nos ha librado del pecado y las llagas de su cuerpo que nos han sanado de nuestra iniquidad humana.
El propósito de Dios es definitivamente la voluntad de Dios en nuestra vida, cumplida a través de JESUCRISTO y su santa palabra.
Debido a que Dios nos crea como individuos, El borda una trayectoria que se ajusta a nuestra condición personal, pero siempre fundamentada en una misma intención desde el momento en que somos llamados. Este llamamiento también está a su vez impregnado de circunstancias y situaciones trazadas por el Señor para cada uno de nosotros. RO. 8:28
PROMESA A TRAVES DEL PROPOSITO RO. 8:29-30
El propósito principal de Dios está centrado en que alcancemos la herencia de gloria en los cielos, a través de JESUCRISTO.
HAY QUE PAGAR UN PRECIO RO. 8:36
Este precio conlleva a negarnos a nosotros mismos y dejar a Dios obrar en nuestra vida. Dios va a moldearnos y a formar en nosotros un ente que tendrá la medida de su voluntad, siempre y cuando estemos dispuestos a pagar el precio. Ya El ha pagado el suyo; fue la sangre derramada en la cruz que nos ha librado del pecado y las llagas de su cuerpo que nos han sanado de nuestra iniquidad humana.
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