La Soltería - El Desafío de la Iglesia

La Iglesia Evangélica en Latinoamérica  encara muchos desafíos en la búsqueda de poder ministrar a los solteros en su medio. Por muchas razones justificadas y apropiadas, las Iglesias en general han hecho un énfasis de ministrar a la familia  como la principal meta. Tal énfasis es apropiado y tiene gran demanda dada la valiosa posición de la familia de la cultura de América Latina, así como  también la crisis de los modelos tradicionales de la familia, lo cual es una realidad en América Latina.  De este modo, los sermones sobre la familia  y de los roles del hombre y de la mujer dentro del matrimonio son la norma,  y los mensajes que afirman  el rol de los solteros y hablan de sus necesidades son excepciones.
Un argumento puede sostener que el ministrar a solteros fuera del contexto de la familia no sería eficaz dentro de un sociedad orientada hacia la familia. Esta tendencia hace que  se ignore las necesidades particulares y específicas de los no casados, quienes representan una minoría, pero son un importante segmento de la congregación.
Un desafío preliminar para la Iglesia que desea ministrar a los solteros en su medio es el identificar sus necesidades.  ¿Quiénes son los solteros del grupo?  ¿Cuántos años tienen?  ¿ Alguna vez se han casado,  divorciado o enviudado ?  ¿Cómo se están adaptando dentro de las estructuras ya existentes dentro de la congregación ? ¿Hay necesidades particulares entre las distintas clases de solteros ( padres solteros/as, viudos/as, divorciados/as) ? 
¿Cuál es el cuidado pastoral adecuado para los solteros dentro de la Iglesia Latinoamericana? 
Los solteros no necesitan presión para casarse; necesitan mas bien ser conocidos tal y como son.  Ellos necesitan ayuda para hallar su identidad primero como hijos de Dios, como individuos adultos,  con el valor y aprecio que ello conlleva y luego como miembros de una familia con todo lo que ello implica.
Ellos necesitan  ser afirmados  como personas--en su auto estima, su sexualidad, y sus roles en la vida.  Algunas veces ellos necesitan ser ministrados en otros grupos de la congregación, pero también necesitan  unirse a la mayoría de casados y sentir que ellos son un segmento aceptado e integrado de todo el Cuerpo. De hecho no es una tarea fácil para la congregación.
Las Iglesias grandes puede que realicen un acto de balance entre ministerios especiales para solteros  y una  incorporación  de  este  grupo a la Iglesia. Mientras que las Iglesias pequeñas no se podrán dar ese lujo. Simplemente porque no habrá una cantidad suficiente de personas que justifique ministerios especializados, por lo que todos los miembros son ministrados en conjunto; solteros, casados , jóvenes, viejos, hombres, mujeres, etcétera.  Este probablemente es el escenario más común en las Iglesias Evangélicas de Latinoamérica.  Dada esta situación , es necesario que los líderes
hagan esfuerzo consiente por no descuidar las necesidades concretas  de los diferentes grupos de la Iglesia, a pesar del  reducido número que ellos conformen.
Grupos específicos de solteros pueden necesitar atención especial por situaciones determinadas.  Una Iglesia en Quito  un formó  un grupo de apoyo para madres solteras pues tomaron conciencia  del incremento del número de ellas en la congregación   y sus necesidades específicas.  La madres solteras se reúnen pasando una semana y tratan temas como: presupuesto, finanzas, vivienda, empleo, cuidado de los niños, maternidad,  y otros asuntos relacionados con sus situación.
En Brasil un grupo de mujeres viudas formó una red de ayuda, en donde se reúnen para apoyarse unas a otras,  fortaleciéndose,  recobrándose del dolor vivido y envolviéndose en diversos ministerios.
Una red regional de consejeros cristianos están patrocinando el desarrollo de materiales  apropiados para que la Iglesia pueda ministrar  a  tales  grupo  con mayor eficacia,  los termas que se están desarrollando son, por ejemplo, recuperación del divorcio, la homosexualidad, etc. Algunos de los ministerios universitarios que se han puesto al servicio de la Iglesia han formado grupos de profesionales recién graduados con el fin de ellos puedan recibir apoyo para cubrir sus necesidades y a la vez ministrar  a la congregación.
CONCLUSIONES
Los solteros en América Latina no son reconocidos como tales, sin embargo , ellos forman un elemento importante del grupo.  Son aquel grupo que muchas veces es tratado con negligencia, están siendo acosados, presionados,  o rechazados. Los solteros son un grupo que tiene mucho que ofrecer a la Iglesia, pues forman un núcleo de personas únicas que pueden servir con su tiempo, habilidades y dones. Ellos necesitan sentirse valorados y respetados como solteros dentro de la congregación. Además los solteros merecen ser ministrados  en sus necesidades específicas, y sus dones deben ser usados  pero no abusados.
Un acercamiento saludable  no es glorificar ni tampoco explotar  la condición del soltero,  sino ministrarlos de tal modo que puedan sentir plenitud  y descubran un lugar dentro del Reino de Dios.  Esto significa que la Iglesia debe hacer un esfuerzo que vaya más allá de las necesidades inmediatas sino, hacia el desafío de reconocer  el lugar que Dios les ha dado dentro Sus planes y para Su Gloria. ( P. Pérez, comunicación personal,  12 de junio, 1995).
Es bastante interesante el hecho de que  la sociedad latinoamericana está claramente orientada hacia a la familia. La costumbre que tienen algunas Iglesias Evangélicas es la de llamarse entre ellos, sin excepción alguna “hermano” o “hermana” . La relación entre hermanos de sangre y  la aceptación y amor  que ambos se tienen no depende en nada de sus estado marital; tal vez por esta razón  la Iglesia en América Latina  puede llegar a ser un modelo de familia que de cabida  para ambos grupos, los casados y los no casados, el núcleo  familiar tradicional, y  padres solteros, los recién casados y los viudos o divorciados,
Este amor y aceptación incondicional, la comprensión  de que todos somos una sóla “familia” en Cristo, con mucho que ofrecernos los unos a los otros,  el entender que todos somos pecadores ante  los ojos de Dios,  le da a la Iglesia la oportunidad de ministrar a todos sus miembros de una forma igual, sin excepciones ni membresías de segunda clase.
La “familia en la fe” se convierte en el centro que une  a todos aquellos que confían en Cristo sin importar su estado marital. Jorge Maldonado ilustra el valor inmenso de la familia en la fe en la historia  del Apóstol Tomas:
En sus momentos difíciles, de duda y crisis, esta familia le rodea, lo apoya y le proporcionan la atmósfera necesaria para el encuentro restaurante con el Cristo resucitado. Esta familia nueva,  elegida--creada alrededor de la lealtad al Maestro, consolidada por la palabra de Jesucristo y por el polvo del camino  por el que juntos caminaron,--debe ser tomada con seriedad.  (Maldonado, 1994,p.59).
Esta familia en la fe, aún mas que la familia biológica, puede ser una fuente  de consuelo, ayuda, estabilidad y guía disponible a moderar las condiciones que afectan a Latinoamérica. 
Una mujer brasileña se divorció de su esposo y quedó como madre soltera de una niña de 2 años, ella experimentó entonces los mejores aspectos  de la familia en la fe mientras estaba atravesando su recuperación:
“Una buena mujer cristiana  oró conmigo a lo largo  de semanas y meses difíciles que vinieron en mi vida.  Ella se ganó mi gratitud eterna por haberme escuchado y orado por mi... Otros también ayudaron.    Un pastor llamaba a mi casa cada dos semanas  y dejaba un corto mensaje en mi máquina contestadora sólo para hacerme saber que él estaba pensando en mi y si necesitaba  ayuda me decía que lo podría llamar... Hubo una Iglesia pequeña que me aceptó. Nadie me preguntó de mis asuntos para criticarme, pero yo sabía  que podía pedir a los miembros de la Iglesia que oraran por  mi y ellos lo harían.  El divorcio no cambió en nada nuestro cariño de de ellos hacia mi.  (Carvalho Esly, 1993, pp. 178-179).
El llamado entonces es a las vibrantes  y crecientes Iglesias Evangélicas en América Latina para que recaten lo mejor de sus tradiciones  de familia así como también las enseñanzas bíblicas y lo apliquen en sus relaciones y ministerios para poder ministrar a todos los miembros de las congregaciones, incluyendo a aquellos no tan visibles como los solteros.    
Porción tomada del tema: Ministrando a los Solteros en América Latina. http://www.eireneinternacional.org/

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