Existen momentos en nuestras vidas en donde pensamos que todo se nos viene encima y no vemos ninguna salida; es cuando empezamos a preguntarle a Dios: ¿Señor, por qué a mi me pasa esto?, y sentimos como si Dios no nos escucha y tampoco nos responde.
Por más difícil que sea la situación por la cual estemos atravesando, nunca debemos olvidar que Dios tiene el control, y que El no nos dará cargas que no podamos soportar.
Como cristianos debemos mantener una vida de oración constante, y una relación intima con nuestro Dios, ¿Cómo podemos decir que somos amigos de Dios, o que le conocemos si no apartamos tiempo para hablar con El? ¿Acaso puedes decir que conoces y eres amigo de alguien con quien no pasas tiempo, no hablas, ni compartes tus cosas?, perdóname pero no lo creo.
Si realmente conociéramos a Dios como decimos, entonces sabríamos como caminar con El, que cosas le agradan y cuales cosas él aborrece, también entenderíamos perfectamente que él ha dicho en su Palabra que aunque andemos en valle de sombra de muerte siempre estará con nosotros y que nunca nos dejará ni nos desamparará, también nos dice tal y como le dijo a Josué que nos esforcemos y que seamos valientes.
Entonces, ¿ Por qué preguntarle a Dios, por qué a mi?, esta pregunta es muy común cuando las cosas se ponen difíciles y como que no marchan bien, sin embargo muy pocas veces nos ponemos de rodillas y alzamos nuestras manos al cielo, y le decimos "Gracias Señor por las bendiciones que llegan a mi vida, gracias por la salud, por la vida, y sobre todo gracias por salvarme".
Recordemos que más que cuestionar a Dios, nuestra actitud debe ser de obediencia y gratitud ante un Dios todopoderoso, amoroso y fiel, que siendo nosotros pecadores entregó Su vida aun sin nosotros merecerlo.
Hoy te invito a pasar más tiempo con el Señor, orando, leyendo la Biblia, y a que por un momento te detengas y guardes silencio hasta poder escuchar el susurro maravilloso de Dios cuando te diga: "No temas yo estoy contigo como poderoso gigante, nunca te he dejado, ni te he desamparado, eres mi hijo y te amo".
Que Dios te bendiga.
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