Ahorra y sal de la pobreza


Un aporte de Sandra Veras
La clave para salir de una situación financiera limitada es invertir. Pero para poder invertir se necesita capital. Pues adivina ¿de dónde podrás obtener el capital?. Claro, del ahorro. El ahorro que luego inviertes.
Sabiendo esto querrás saber ¿Cómo ahorrar? ¿Cuáles son las mejores formas de ahorrar? Estas preguntas se simplifican mucho si te das cuenta de que en realidad sólo existen dos formas de ahorrar dinero.

Ahorrar vs. Economizar

¿Cuál es la diferencia entre ahorrar y economizar? Es común que exista una ligera diferencia en la interpretación de estos dos términos. “Ahorrar” por lo general se refiere a apartar una cantidad de dinero para no gastarlo de inmediato sino para utilizarlo en algún momento futuro. El ejemplo clásico es tener una Cuenta Bancaria de Ahorro.
Por otro lado, “Economizar” se refiere a recortar la cantidad de dinero que tenías destinada para algún gasto y si ese sobrante lo guardas para utilizarlo en el futuro, lo estás ahorrando.
Ahí lo tienes, esas son las únicas dos formas de ahorrar:
  • Apartando una cantidad cada mes destinándola a tus ahorros
  • Economizando en tus gastos ya previstos y ahorrando las diferencias que logres.
Veamos a detalle cada una de ellas.

Cóbrate Primero

Un consejo muy útil para mantener el hábito del ahorro es que siempre incluyas en tu presupuesto una categoría de “gastos” en donde asignas la cantidad de dinero que deseas pagarte a ti mismo. Este pago, será el dinero que usarás para luego invertirlo, para crear un fondo de emergencias o simplemente para lograr comprar algo que aún no puedes pagar.
Es probable que sientas la necesidad de ceder y no pagarte a ti mismo porque, por ejemplo, prefieres disminuir tus deudas primero. Sin embargo, aunque parezca equivocado o contra intuitivo, es mejor que siempre te pagues algo a ti mismo. Si te encuentras en una situación así, considera esto: En el libro “Padre Rico, Padre Pobre”, Robert Kiyosaki explica que para lograr siempre pagarte primero debes convertirte en el peor cobrador de todos. Seguramente sabes que cuando un cobrador te molesta tanto hasta el punto en que te desespera, le pagas para poder librarte de él. Esas características debes tener en relación a cobrar tu pago. Debes ser el cobrador al que no quieres deberle. Así lograras pagarte primero.
Dependiendo del objetivo que tengas para tu ahorro puede ser que te convenga utilizar una simple cuenta de ahorros en un banco o buscar algo más sofisticado como una cuenta de ahorro a plazo fijo o una inversión a corto/mediano plazo. Usando alguno de esos instrumentos puedes ganar intereses al mismo tiempo que ahorras tu dinero de forma segura.

Guarda lo que te sobra

Durante el mes vas gastando conforme lo habías planificado en tu presupuesto. Es posible que te sobre dinero en algunas categorías. Si al sumar todas las diferencias que encontraste te queda algún sobrante, debes decidir qué hacer con ese dinero. Esto es a lo que muchas personas se refieren comúnmente como “economizar”, es decir, reducir los gastos intencionalmente para crear un sobrante.
Luego, debes decidir que hacer con tu sobrante. Básicamente tienes dos opciones:
  1. Mantener la cantidad en tu presupuesto sin ningún cambio. Así, el siguiente mes seguirás teniendo holgura en la categoría en la que tuviste una diferencia.
  2. Ajustar las cantidades en tu presupuesto y asignando desde antes las diferencias a otra categoría, por ejemplo, tu ahorro fijo.
Podría decirse que para un buen hábito de ahorro, cobrarte primero es una regla obligatoria. Guardar lo que te sobra, es opcional. De cualquier manera, si no guardas lo que te sobró en el mes, aún estarás ahorrando lo que destinaste específicamente para ahorro en tu presupuesto. Por supuesto para lograr todo esto, es esencial que primero hagas tu presupuesto.

Conclusión

Como puedes notar esta filosofía de ahorro es muy simple, especialmente porque todo queda reducido a dos opciones. Además, es más inteligente ahorrar de esta forma y no cómo lo hace la mayoría de personas: en primer lugar, ahorrando lo que les sobra de sus gastos (si les sobra algo) y muy pocas veces, destinando una cantidad fija para esto. Exactamente lo opuesto a lo que acabas de leer.

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